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Pablo Olmedo

Ni la pandemia pone en cuarentena a la corrupción en Latinoamérica

No te asustes, pero 20,747,458 es la cifra correspondiente a la cantidad de personas contagiadas en Latinoamérica por COVID-19 desde el 2020 hasta la actualidad. Lo sé, es una cifra alarmante y triste.


Para desglosar la cifra, Brasil es el país con más infectados y muertos por esta pandemia, con alrededor de 10,2 millones de casos confirmados. Colombia se ubica en segundo lugar, con más de 2,2 millones de infectados. México ha registrado un total de 2,041,380 casos. Sin embargo, con las nuevas variantes del COVID, países como Argentina, Perú, Chile y Ecuador no se quedan atrás con altas tasas de contagios y muertes.


Pareciera que este virus tiene como objetivo acabar con la humanidad, pero existe otro “virus” más letal atacando a la sociedad desde hace muchas, pero muchas décadas.



Sálvese quien pueda


En febrero del 2021, Pilar Mazetti, Ministra de Salud en Perú fue acusada por los medios de comunicación locales de haber recibido la vacuna en secreto y antes de la llegada y distribución oficial de las dosis al país. El caso “vacunagate” se dio a conocer, cuando se demostró que desde octubre del 2020, el entonces presidente Martín Vizcarra también había sido inmunizado de la COVID-19 gracias a la empresa farmacéutica Sinopharm.


Pero no era suficiente con un ex presidente y una ministra de salud, a la lista de “favorecidos” se sumaba la canciller Elizabeth Astete, quien asumió su culpa muy “valientemente por Twitter:

"A raíz de la reciente revelación sobre la vacunación del presidente Vizcarra y de su esposa y del comprensible impacto que esta noticia ha tenido en la opinión pública, soy consciente del grave error que cometí, razón por la cual decidí no recibir la segunda dosis. Por las razones expuestas, he presentado al señor presidente de la República mi carta de renuncia al cargo de Ministra de Relaciones Exteriores".

Para quincena de ese mes, la noticia estalló al igual que la rabia y la indignación de la población cuando se hizo pública la lista de 487 personas que recibieron las tan anheladas dosis de las vacunas contra el COVID-19. Esto no sería grave si los beneficiarios hubieran sido personal médico, adultos mayores, policías o bomberos, pero las personas que figuraban en la lista no se encontraban en primera línea.


En la famosa lista de “Vacunagate” aparece el nuncio apostólico Nicola Girasoli, el esposo de una congresista, el chófer de la ministra de salud, los rectores de dos prestigiosas universidades, además de familiares de los médicos que participaban en el ensayo clínico, personal del estudio, entre otros.


Este acontecimiento ha generado la indignación y la decepción de los peruanos y también de otros políticos, como el caso de ex cancilleres que emitieron una declaración al respecto:

“Los graves hechos producidos han dañado la confianza ciudadana en la administración estatal y en importantes instituciones del sector privado. La indignación ciudadana es legítima y la compartimos plenamente. El Servicio Diplomático, una de las instituciones más sólidas y prestigiosas a lo largo de nuestra historia, ha sido también afectado. Corresponde a sus miembros reparar este daño, recuperar su prestigio y la confianza ciudadana” (Declaración de ex cancilleres, Lima, 21 de febrero de 2021).

El otro virus que se esparcía en Latinoamérica


En Argentina, el presidente Alberto Fernández pidió la renuncia del ministro de salud, al darse a conocer que altos funcionarios y personalidades públicas fueron partícipes del llamado “vacunación VIP”. Esta se llevó a cabo en la sede del Ministerio de Salud, donde solo el entorno de estos altos mandos recibía la inoculación.


Y en Brasil solo se simulaba vacunar a los ancianos. El caso “vacunas de aire” fue descubierto por la Policía Civil de Río de Janeiro donde las investigaciones confirmaron que hubo desvió de dosis y otras irregularidades.



Corrupción y COVID


La corrupción sigue matando las esperanzas de un mundo mejor, los actos ilícitos que existen en nuestros gobiernos latinoamericanos evitan que la población pueda confiar. Mientras más personas mueren a causa de este virus, debemos añadir que aún no salimos del mayor virus que tiene nuestra sociedad, la corrupción.


¿Cuál crees tú que sería la vacuna para inmunizar a los gobiernos latinos de corrupción? Comparte en los comentarios la fórmula.



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:









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