Un artículo sobre el poder blando de Andalucía.
Febrero, un mes que huele a Andalucía por sus cuatro costados. Una comunidad por siempre desprestigiada por aquellos que no entienden ni viven su idiosincrasia. Personas que echan en cara sus costumbres, sus tradiciones, sus fiestas y su forma de vivir, sin saber que todo ello les da una fuerza que a la luz del exterior se convierte en identidad y en poder. Porque Andalucía posee un arsenal titánico de lo que el geopolitólogo estadounidense Joseph Nye definió como poder blando. ¿Este arsenal? Su cultura.
Nye definió dos conceptos nucleares para el estudio y comprensión de las relaciones políticas e internacionales; a saber, el poder duro y el poder blando. El primero lo entendería como el poder coercitivo, generalmente dotado de carácter militar o económico, que pretende que otra persona actúe de un modo diferente a través de la coacción o el pago. El poder blando, por su parte, es la capacidad de lograr lo que uno quiere a través de la atracción. Un Estado puede valerse de este instrumento para, entre otros, atraer la opinión pública en su favor, incentivar el viaje a la región o un mayor consumo de productos y servicios locales. Ahora bien, este no contempla el engaño o el adoctrinamiento (algo propio de la propaganda, un medio encaminado políticamente a la manipulación de las masas). Son los sesgos culturales de una sociedad lo que constituyen la máquina de poder blando por antonomasia, capaz de atraer, enamorar y hasta convencer a toda una sociedad. La cultura, al contrario que la mencionada propaganda, es ajena a la política. Y, precisamente, no se puede decir que haya escasez de cultura en Andalucía.
Podríamos denominarla definitivamente como la tierra de las culturas y es que esta ha sido hogar fenicio, griego, cartaginés, romano, visigodo, musulmán, judío, cristiano e incluso francés. Unas culturas por siempre fusionadas en la identidad de esta, en su música y sus costumbres, como el nacimiento del flamenco: punto álgido de comunión entre pueblos y de forma de entender la vida. Su propia historia permite ser un lugar único a la antiguamente denominada Baética.
¿Cuál es, pues, el origen del poder blando en Andalucía? Precisamente, la riqueza que le ha aportado su lugar como punto de cruce de culturas y pueblos. Véase como ejemplo en Cádiz, ciudad milenaria que remonta sus orígenes a los tiempos de Aquiles y la caída de Troya. Córdoba, capital del otrora gran Califato de Abd al-Rahmán III, primero en ser independiente del de Bagdad, donde se dio lugar a un momento de gran esplendor, cobijando a sabios como Maimónides o Averroes. Granada, el último reducto musulmán al Occidente del mundo conocido, teniendo como exponente su Alhambra por siempre imponente. O la propia Sevilla, convertida en la Nueva York del siglo XVI, por donde se organizaban y administraban las salidas y entradas a ese Nuevo Mundo lleno de oportunidades que se conoció a través de una expedición que salió de costas andaluzas. La región se convirtió de esta manera en un enclave fundamental para el entendimiento con el pueblo hermano de misma lengua al otro lado del charco. Una tierra donde incluso lejanos visitantes del confín del mundo decidieron asentar sus vidas en esta zona geográfica y adoptar por apellido el lugar de donde provenían: Japón. Porque hasta su himno reza en su último verso “por la humanidad” y aquí en Andalucía la humanidad ha tenido su espacio para confluir, encontrarse, convivir y dar lugar a grandes hazañas. Esta diversidad da lugar a todo un arsenal de poder blando que forma en las mentes de la sociedad internacional una imagen concreta de Andalucía o España.
Veamos algunos de los ejemplos más característicos. Y es que, qué mejor manera de empezar que con el mayor exponente de nuestra tierra: el flamenco. Nacido en Andalucía en torno a finales del siglo XVII de la conjunción de las numerosas culturas existentes o que habían permanecido en tierras andaluzas. Fruto de la mezcla entre ellas, se genera la eclosión de una nueva forma de arte que durante los últimos años ha conseguido calar dentro de la sociedad internacional. Sobre todo, gracias a artistas andaluces contemporáneos como los desaparecidos Camarón de la Isla o Paco de Lucía. Especial relevancia merecen estos últimos en el plano internacional, pues con guitarra en mano y sus sones, atrajeron al mundo para no quedarse “entre dos aguas” y subirse al barco a este fascinante mundo. Pero, es que esta forma de ser y de sentir encandila más allá de las fronteras andaluzas y se han creado escuelas de flamenco en diferentes países, bien claro es el ejemplo japonés con numerosas asociaciones y tablaos repartidos por el país nipón. Las escuelas de flamenco son un modo de expandir ese poder blando para dar a conocer y enseñar esta cultura tan propia.
Pero la cultura no es el único instrumento de poder blando. Un Estado o actor cualquiera puede tomar lo que le ha sido dado y usarlo en su favor. Y es que Andalucía no se comprende sin su clima. La vida en la región gira entorno a este recurso. El sur de la península goza de unas temperaturas cálidas y agradables que permiten la vida en la calle la mayor parte del año. Se ha incentivado mucho el turismo de sol y playa, culpa de ello lo detenta nuestra región siendo la tercera que más banderas azules aporta y una de la que más horas de sol recibe, incluso de Europa. He aquí el poder, el atributo que permite el desarrollo de todos los demás. El poderoso sector terciario, la vida en la calle, la degustación de la tapa y del arte, sea cristiano o judío, musulmán o tarteso, romano o íbero; ninguno tendría la misma cabida sin el clima. Pareciera que la naturaleza vio todo el trabajo que hizo el hombre por hacer de Andalucía algo bello y decidió dotarla de luz y calor para que todo el mundo pudiera apreciar su belleza.
Otro gran ejemplo que no puede faltar es la gastronomía. Pues esta, la región de estos autores, es variada, con diferentes tipos de clima y bañada por el mar Mediterráneo y por el océano Atlántico, lo que le da un sinfín de posibilidades culinarias a sus habitantes. Desde las famosas gambas de Huelva, pasando por su jamón, el aceite virgen de Oliva de Jaén, el atún de almadraba de Barbate, el gazpacho o el salmorejo, sus papas a lo pobre, sus fresas o naranjas (de tradición árabe) u otro de sus mayores exponentes: el vino, entre ellos el Jerez, tan mundialmente conocido y codiciado. Andalucía es tierra de diversidad y no hay mayor ejemplo que su gastronomía para demostrarlo. La gastronomía es uno de los factores donde primeramente puede apreciarse lo que se denomina como una marca identitaria.
Podrían nombrarse incontables ejemplos del poder blando, bien podría el lector tener alguno en mente. Toda esta riqueza cultural y natural permite la creación de una marca, una denominación de origen de cara a la sociedad internacional, reconocible y atractiva al público, capaz de movilizar masas en favor de los intereses del territorio. Andalucía cuenta con un potencial atractivo que nada tiene que envidiar a Estados enteros. Parece ser que el andaluz se empieza a dar cuenta de la manera en la que miran algunos países y sociedades a la región como tierra de cultura, buenas costumbres, turismo y calidad de vida.
No obstante, aquel que leyera esta amalgama de líneas podría hacer una comparativa y detectar cómo la gran mayoría, por no decir todos, de estos ejemplos, son también los que España emplea para incrementar su poder blando y hacer más fuerte “España Global” (lo que anteriormente se conocía como “Marca España”). Así pues, indudablemente, Andalucía presta una ayuda incalculable a ello.
Solo basta con preguntar a alguien de fuera por España y dirá dos cosas seguramente: “flamenco y toros”, y de grandes y leyendas de esas dos temáticas, para alegría de unos y pena para otros, esta tierra ha dado a luz a muchos. Todo ello, a la par que grandes maestros de estas artes repartidos por todo el mundo, pues no solo es atraer en esta cultura, sino enseñarla para enamorar y encandilar los corazones del extranjero, fomentan un mayor efecto de poder blando. En palabras de Astakhov sobre el Plan de Marketing de Turismo español creado en 2002:
El objetivo de la campaña era transmitir al mundo los aspectos característicos del país que produce para visitantes, especialmente de los países nórdicos, el impacto emocional, causado por el sol, la comida, las fiestas, el flamenco, “el arte de vivir” de su pueblo.
España promociona el fomento de las fiestas como la Feria de Abril de Sevilla o la Semana Santa andaluza como grandes baluartes junto a las Fallas, grandes pintores como Murillo o Velázquez y poetas como Bécquer o Lorca. Almería como Meca del cine western con grandes éxitos como Por un puñado de dólares o El bueno, el feo y el malo, además de grandes películas y algunas más actuales como Lawrence de Arabia o Exodus, respectivamente. Incluso, Andalucía aporta en una fusión de belleza, arte y animal. Este es el ejemplo de la Pura Raza Española, llamado así desde 1912, conocido tradicional e internacionalmente como “caballo andaluz”. Así pues, esta región del sur de la Península Ibérica es tierra de ejemplo y sirve al poder blando de España porque no es la primera vez que alguien de afuera dice “para ver la España de verdad, debes ir a Andalucía”. La aportación que hace al poder blando de España es desmesurada.
En definitiva, Andalucía ha sido una región donde culturas y civilizaciones provenientes de todo el mundo han convivido. Ello ha hecho que esta tierra desprenda arte, historia y cultura. El flamenco, la calidad gastronómica, su clima, todo en conjunto ha construido una marca de Andalucía en la sociedad internacional que simboliza la tierra de buen vivir, bien entendido. El potencial del que goza el andaluz posee un tamaño desproporcionadamente grande y está en su mano saber aprovecharlo, no solo para exprimir al máximo el enorme poder blando del que disfruta, sino para hacer honor al trabajo incansable de todos aquellos que habitaron esta tierra antes y que hicieron de ella un lugar de referencia mundial.
Está en manos de las nuevas generaciones lograr el resurgir de Andalucía, donde uno puede ir desde un mar a un océano o viceversa, donde por febrero al lado de la caleta cantan coplas e ironías frente a las injusticias del mundo, donde se entrelazan las culturas cristianas y moras por mezquitas, palacios u olivos, donde se baila al son de alegres sevillanas por abril. Un lugar donde se grita a los cuatro vientos que el arte y la forma de vivir es un estado de ánimo perenne, porque como Lola diría Andalucía derrocha “poderío” y, para quienes habitamos entre sus fronteras, como bien resume una poesía popular:
“Porque soy nieto de España
Y España es….
¡La abuela mía!
Pero mi madre,
¡Es mi madre!
¡¡¡Y se llama Andalucía!!!”
Feliz Día de Andalucía.
Por Alfonso M. Robles Ortiz y David Blanes Sánchez.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Astakhova E. El color de España./ Испанский язык в контексте новых вызовов
ХХI века: исследования и преподавание: материалы международной научной
конференции испанистов (Москва, 26–28 апреля 2012 года)/ отв. Редактор
М. В. Ларионова. — М.: МГИМО–Университет, 2012. — 344 с. С. 91–94.
https://journals.flvc.org/edis/article/view/119507
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